
El proyecto impulsado por nuestra organización será estrenado a finales de marzo.
El Círculo de Periodistas de Santiago se embarcará en un nuevo proyecto. Se trata de la publicación periódica de los cuadernos de cultura, en los que se expondrá el trabajo escrito de nuestros socios.
La intención de la iniciativa, según el presidente de la organización, Douglas Hübner, será “dar los primeros pasos hacia la creación de un sello editorial del Círculo, que es nuestro gran anhelo”.
El colega que protagonizará la primera edición será Hernán Miranda, periodista de profesión y poeta por vocación. Socio desde finales de la década del 70′, fue director de nuestra agrupación en varias ocasiones, estudió periodismo en la Universidad de Chile, pero escribe poesía desde los 15 años. A los 28 publicó su primer libro: “Arte de Vaticinar”, de gran éxito.
Su carrera periodística la forjó principalmente en La Tercera, para luego trabajar en el Ministerio de Agricultura. “En cierto momento descubrí mis condiciones de docente”, asegura hoy, a sus 76 años. Esas condiciones lo llevaron a hacer clases en la universidad Arcis, la de la República, la Academia de Humanismo Cristiano y la universidad de Santiago.
Pero la carrera como poeta fue la que más gratificaciones le dio. Los 12 libros publicados, sumados a las dos antologías de su trabajo, lo consagraron como un poeta relevante en nuestro país. Es por eso que el Círculo seleccionó varios poemas de diversas publicaciones para presentarlo en un libro que se pretende publicar a finales de marzo.
¿Cuáles son las temáticas que lo han motivado a lo largo de su carrera?
Mi poesía se centra en un contacto con la realidad, aterrizada. Recoge testimonios de un largo periodo de tiempo.
¿A qué realidad se refiere?
Ha habido algunas constantes. Una línea ha sido observaciones de la ciudad y sus personajes. Por ejemplo, escribí un poema a un vagabundo que había antes, que le decían el “mohicano”. Escribí otro sobre el “divino anticristo”, que andaba con su carro. Otro sobre Hugo Araya, a quien le decían el “salvaje”. En el poema digo que es el primer y último jipi de Chile. Lo mataron los militares para el Golpe Militar.
En el caso de estos personajes, ¿cómo fue el proceso de construcción de sus escritos? ¿Conversaba con ellos o solo los observaba?
Con el “mohicano” traté de conversar pero no hablaba con nadie. Con el “divino anticristo” tampoco hablé. Mi única relación con él fue que una vez le compré una máquina de escribir con desperfectos a diez mil pesos. Todavía la tengo en mi casa. El poema sobre él me ha generado mucho reconocimiento al ser publicado en diversos lugares. Siempre fui más observante con mis personajes.
Hablemos del libro que publicará el Círculo. ¿Qué contenidos tendrá?
Una diversidad de temas. Hay un poema periodístico que alude a un viejo periódico, nombrado “vieja Underwood”, marca de las máquinas de escribir. Hay otro que habla de unos loros. Otro que se llama insectario. Será variado.
¿Qué le parece la iniciativa del libro?
Creo que al Círculo le falta su propia editorial, para publicar textos relacionados a los socios. Es una magnífica idea. La organización ahora está en un muy buen pie. Se logró mejorar el teatro, al que se le puso butacas hermosas. Además se reincorporó al circuito del teatro, tal como fue en el pasado. También se renovaron los ascensores. Ha habido un resurgimiento bastante importante del Círculo.
Vieja Underwood
Por Hernán Miranda
Si bien los tipos no pegan todos con igual eficacia
No se puede negar la nobleza de esta vieja Underwood.
El trazo de las letras tiende a hacerse difuso
Y en verdad los caracteres
Se saltan de espacio cuando no deben.
Pero es cosa de golpear con fuerza
Y hacer oído sordo
A toda esa crujidera de articulaciones endurecidas.
Es cosa de atender a esos campanillazos de fin de línea
Aunque hayan dejado hace tiempo de infundir respeto.
Es verdad que ya no se escucha el graznido de los viejos claxons
Y que esos absurdos rieles en medio de la calle
Es lo único que queda de los tranvías.
Es verdad que busines-man se reiría a gritos
Un ejecutivo de la city rodaría por el suelo
Semiasfixiado apretándose el estómago
Empañaría los cristalesa de sus lentes, reventado
De risa al verte, vieja Underwood
Sobre la mesa de un periódico
Adonde los obreros van con la ropa de trabajo puesta
A contae sus dolores
Como a la casa de un amigo de confianza.
Vieja Underwood, se te palpa en las teclas
El desgaste de muchos dedos-jornada, saudor-hora
Mucha ilusión minuto en la lustrosa barra de espaciar.
Quien pulseó el teclaado por vez primera
Por ahí ha de andar
En plazas donde las palomas ejercen su dictadura
Un alma en pena por viejos bares
Donde dedos huesudos tamborilean hasta tarde sobre3 la mesa.
De hierro eres y en hierro, vieja Underwood
Te convertirás
Pero estoy seguro, renacerás un día
En otro periódico
Donde los obreros entrarán con sus pequeños
Sonrosados hijos a horcajadas sobre los hombros.